Hoy 5 de marzo de 2013, que será
recordado por la historia de nuestro país, he decidido escribir sobre la muerte
de un ser humano y no la del presidente; más bien, hablaré de la enfermedad que
le arrebató la vida a ese ser humano y que hace lo mismo con muchas personas en
el mundo.
Quizás por la posición que
ocupaba ese ser humano al que hoy muchos lloran, hemos olvidado que sufrió y
padeció de una enfermedad que no distingue edad, sexo, religión, posición
social o política. Para muestra un botón. Escribo porque hoy, cuando dieron la
noticia de la muerte de ese ser humano un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y mi mente sólo decía: “otra persona perdió la
batalla”
Quizás muchos no pueden verlo
así, incluso viniendo de mi parte, una persona sana gracias a Dios, pero
debemos detenernos a pensar en la cantidad de veces que ese mismo escalofrío
que yo sentí recorrió también el cuerpo de alguien más y no precisamente sano.
Vinieron a mi mente varias preguntas: ¿Qué pensará mi abuela, que está luchando
contra el mismo enemigo, cuando ve que ese ser humano no pudo salir victorioso?
¿Qué pensaran los enfermos de cáncer que no cuentan con las mismas
oportunidades con las que contó ese ser humano, que aún teniendo todo no pudo
sobrevivir? ¿Qué pensarán? ¿Qué sentirán?
Se abre un periodo de reflexión profunda
sobre nuestro futuro, nuestro porvenir. Se abre una brecha para la unión y la
justicia. ¿Será que podemos, con conciencia del otro, pensar en un mejor futuro
para todos? Confío en que sí.
Esto es un humilde llamado de solidaridad,
unión y calma que cierro con la siguiente frase:
“Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas”
Canción Cita con ángeles de Silvio Rodríguez
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