Luz Mely
Reyes, una periodista venezolana con la verdad como bandera
“Este es el momento de los
grandes periodistas venezolanos”
Para Luz
Mely Reyes el periodismo es una pasión que no admite errores ortográficos. Es
un trabajo que se conecta con la necesidad de venir a este mundo a hacer algo
por lo demás. Por eso, tiene más de 20 años ejerciendo su profesión en
distintos medios del país. Fue jefa de información de la unidad de
investigación de Últimas Noticias y funge como directora del diario 2001 desde
2012
Allí
estaba, sentada con las piernas cruzadas y reclinada hacia atrás junto a una
mesa redonda que ocupaba parte de su oficina en Bloque Dearmas. Tenía una mano
en la cara, al tiempo que interpelaba a la entrevistadora a su llegada:
—¿Qué
sabes tú de mí? ¿Cómo vas a conocer mi personalidad? Tú no me conoces…
Su
mirada y su postura eran retadoras. Ella ya tenía en mente lo que quería
escuchar, lo calculó todo como un reto para la entrevistadora, y así parece
hacerlo siempre. La respuesta pareció convencerla. Reyes no tiene pelos en la
lengua. Es siempre un tanto más franca de lo que las personas suelen desear,
quizás por eso afirma que esa es su mayor virtud y a la vez su peor defecto.
—¿Por qué eligió el periodismo como
profesión?
—Si
no hubiera sido periodista, hubiera sido periodista. Creo que es una cuestión de personalidad y de
conciencia. Aunque, antes no quería ser periodista. Yo vengo de una familia muy
muy pobre. Entonces, a los diez años yo no quería ser periodista, yo solo
quería dejar de ser pobre. “Yo no soy bonita, yo soy inteligente, sí, porque yo
aprendí a leer a los 4 años, no tengo plata, no tengo familia con dinero, así que
a mí lo único que me quedaba era hacer lo que mi mamá me decía: estudiar”,
pensaba.
Un
profesor en algún momento me dijo que estudiara Comunicación Social, porque me
veía cualidades para eso. Cuando salí de bachillerato estaba entre los diez índices
más altos del país y yo escogí periodismo. Todavía en los dos primeros
semestres yo no estaba segura de querer ser periodista. Pero después me enamoré
y me apasioné. Me ayudó esa sensibilidad que desarrollé viendo las distintas
realidades del país a medida que iba creciendo y recorría Caracas. Yo siempre
digo que eso no fue amor a primera vista, sino que fue poquito a poco.
—¿Qué hace falta para ser periodista y qué
tiene Luz Mely Reyes de eso?
—Yo
tengo muchas cosas. Tengo una formación en valores muy fuerte, como el de decir
la verdad y trabajar duro, eso me lo enseñó mi mamá. También me enseñó a no
rendirme. Eso es parte d mi personalidad. Incluso me pasa que soy tan clara
diciendo las cosas que paso por poco diplomática. Bueno, pasaba.
—¿Cómo se relaciona el tema político con esa
sensibilidad social que afirma tener?
—La
gente cree que la política no tiene nada que ver con la parte social y resulta
que es a través del ejercicio de la política y de tus derechos que puedes
lograr transformaciones sociales. Cuando yo empecé en el área de la política,
la detestaba, porque no me gustaban los políticos que iba conociendo. Pero empecé
a formarme en el tema y ahí encontré esa relación entre el periodismo político
y la sensibilidad que he tenido.
—¿Cómo vive el periodista en la situación
actual de Venezuela?
—Ser
periodista nunca ha sido fácil. Pero creo que este es uno de los peores
momentos que ha vivido el periodismo venezolano, porque se ha generado toda una
estructura de un sector para controlar el flujo de información e incluso para
presionar a dueños de medios o para comprar medios, que es la nueva estrategia
de control, porque te permite influir en la línea editorial. Considero que no es el momento de los medios tradicionales, pero
sí de los periodistas. Es decir, si tú has sido periodista siempre y has tomado
tu profesión con seriedad, debes haber salvaguardado algo que es muy importante
para la profesión, que es la credibilidad. Si tienes eso, la oportunidad es
ahorita de decir la verdad.
—¿Luz Mely Reyes nunca se ha autocensurado?
—No
me he autocensurado. En algunos momentos veo si vale la pena decir algo en un
momento determinado. De hecho, yo siempre he sido responsable de la línea editorial
y le digo a los periodistas: “usted escriba lo que vio, déjele la censura a
otros”.
No hay
diferencias
Sobre
una ordenada biblioteca de la dirección, hay un retrato de Armando de Armas. La
entrevistadora dirige su mirada al cuadro y Reyes inicia un relato.
—Cuando llegué a esta oficina me preguntaron
si quería que quitaran ese cuadro, pero dije que no. Ese señor hizo algo
importante que es crear una industria de medios, y eso tiene su valor. Significa
que en aquella época ellos [los fundadores de los medios tradicionales] tomaron
el riesgo y tuvieron iniciativa. Con eso yo me identifico mucho.
—¿Quiere ser dueña de un medio?
—Sí,
yo quiero ser dueña de un medio. ¡Yo voy a ser dueña de un medio! De eso se
trata. Es el momento de los grandes periodistas venezolanos. Yo siempre les
digo a mis amigos que no hay diferencias entre esos hombres y nosotros.
—¿Un medio especializado?
—Por
supuesto. Un medio especializado que quizás tenderá a generalizarse, pero, en
principio, hay que tener visión de nichos.
—¿Digital?
—No
te voy a dar más detalles [sonríe].
“Con la vagina
bien puesta”
Con la vagina bien puesta
es un libro publicado por la periodista en 2006, donde se habla de la relación
de la mujer consigo misma, con el hombre y con la sociedad, en un entorno en el
que la apariencia física tiene mucha importancia.
—¿Ese libro es una
forma de desahogo frente a su desacuerdo con esta sociedad que se preocupa
tanto por la apariencia física?
—Mi
interés por escribir el libro nació cuando empecé a ver que estaban haciendo
ofertas para cirugías de vagina, reconstrucción vaginal. Yo decía: “beerroo… [arruga la cara en forma de
extrañeza], eso yo no lo entiendo”. A menos que fuera una actriz o una mujer
que durante el parto haya tenido algún tipo de mutilación, pero por una simple
razón estética no podía imaginarlo. Allí cuestiono bastante el modelo Osmel
Sousa. Creo que es una construcción machista para hacer que las mujeres se
preocupen por eso. Pero algún tipo de recompensa debe tener. Al final yo no soy
quién para estar juzgando a nadie, que cada quien haga con su cuerpo lo que
quiera, pero sí creo que es necesario
estar informado sobre la decisión que vas a tomar y saber cómo te afecta.
—Le parece extraño porque usted no es una
mujer que se preocupe por su apariencia, ¿no?
—Puede
ser, pero es que siempre me ha llamado la atención porque yo nunca he tenido
esa necesidad. Querer estar flaco sí, porque yo era flaca y ahorita me dejé
engordar. Y ahí yo sí descubrí que hay un método para la invisibilidad: ser
gordo.
—Algo que quisiera cambiar de su vida en
este momento…
Lo
único que quisiera cambiar es que me he vuelto muy sedentaria, y por eso he
agarrado más peso. Quisiera retomar mi actividad física.
—¿Se considera invisible por su peso actual?
—No,
mi personalidad no da para eso. Yo soy demasiado egocentrista, en el buen
sentido de la palabra. Mi trayectoria es de una persona egocentrista, pero no
porque todo gire a mi alrededor, sino porque como me gusta hacer tantas cosas,
no me quedo rezagada. Cuando tienes una personalidad así, tu personalidad está
por encima de tu apariencia física.
Un
cabello alborotado, un rostro sin maquillaje y zapatos bajos acompañan a una
personalidad fuerte, imponente y capaz como la de Reyes. La tensión ha
desaparecido del ambiente. La directora acompaña a la entrevistadora a la
puerta de salida y la despide con un beso en la mejilla.